domingo, 6 de noviembre de 2011

Sobre Apis mellifera, Apis mellifica y Linneo: un error de concepto…

Contrariamente a la que es creencia generalizada, la mayor parte de las especies de abejas (más de veinte mil conocidas) no son insectos sociales. Aquellas que sí lo son –todas ellas pertenecientes a las subfamilias Apinae y Meliponinae- también son grandes productoras de miel y, por ello, vienen siendo objeto preferente del interés del hombre y de las sociedades.


Estudio anatómico de la abeja (1630), según las observaciones al microscopio de
Francesco Stelluti (1577-1652), fundador de la Accademia dei Lincei, en Roma.


Perteneciente a la subfamilia Apinae y al género Apis, la especie Apis mellifera (engañosa denominación que significa “abeja portadora de miel”) es el nombre científico que recibe la abeja melífera común occidental, presente de forma autóctona o por la acción del hombre todo el planeta, exceptuando las tierras antárticas y el casquete polar ártico. Pero este nombre, acuñado por Linneo en 1758, se presta a confusión: las abejas no se ocupan en recoger miel en las flores para su traslado a la colmena, sino que la producen parcialmente en su propio saco de miel de forma previa a su almacenaje en las celdillas de los panales.

El néctar, secrección floral y también de algunas partes vivas de las plantas, es transformado de sacarosa a levulosa y glucosa mediante la enzima invertina, producida tanto en el buche de la abeja pecoreadora durante su vuelo así como en el de la abeja almacenadora ya en la propia colmena. A modo de ejemplo se muestran los datos facilitados por el profesor Fco. Rodríguez Icart, quien analizó y comparó el néctar de la flor de pipirigallo con la miel producida a partir de esta flor: para el néctar la relación sacarosa-glucosa es, aproximadamente, de 57 a 43, mientras que para la miel la relación pasa a ser de 8 a 92.

Linneo reconoció su error tres años más tarde, en 1761, y pretendió corregirlo en publicaciones posteriores rebautizando la especie como Apis mellifica (“abeja fabricante de miel”), pero en nomenclatura zoológica las reglas sobre la sinonimia se guían desde entonces por el principio de que el primer nombre asignado tiene preferencia sobre los posteriores, y por ello se sigue utilizando el más antiguo de los dos.

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