martes, 29 de enero de 2013

Sobre nobles salvajes, Napoleon Chagnon y yanomamös...

Casi todas las culturas distinguen claramente entre naturaleza y cultura, un tema elaborado de muchos modos en las obra del famoso antropólogo francés Claude Lévi-Strauss. Los Yanomamö, por ejemplo, se fijan en esta distinción en su concepción de sus poblados y la misma naturaleza del hombre como distinto de los animales. Su palabra para casa es yahi, un lugar donde habitan humanos. Su palabra para jungla es urihi, un lugar habitado por cosas (cosas que no son humanos). Sus viviendas comunales, shabonos, son una colectividad de yahis individuales. Un shabono representa la cultura y cosas culturales, cosas que llaman yahi tä rimö. En claro contraste, las cosas salvajes, cosas no humanas, son naturales, componentes de la naturaleza: urihi tä rimö. Para ellos, la cultura termina en las superficies exteriores del suelo y las paredes del shabono. Se suponía que mi casa encarnaba este inflexible principio Yanomamö y mantenía a la jungla fuera de mi área personal y cultural.

Noble savages, Napoleon Chagnon, 2013.




martes, 15 de enero de 2013

De lo políticamente correcto, un paisaje con casa y Nicanor Piñole...

A quien estas líneas suscribe, ya curtido apóstata de lo políticamente correcto, le indigna enormemente la confusión reinante en un terreno en el que se entremezclan a partes iguales hipocresía y vasallaje. El lenguaje políticamente correcto viene convirtiéndose en una forma de prescripción lingüística contrario al uso espontáneo de la lengua y que impone modos de expresión casi siempre forzados en aras de un pretendido respeto y de una actitud tolerante. La imposición artificial del uso de sintagmas como las niñas y los niños o el uso de la arroba, como en niñ@s, para incluir a niñas y niños es totalmente innecesario y refleje un profundo desconocimiento del idioma, ya que el español siempre ha utilizado la forma correspondiente al masculino como género no marcado, es decir, como una categoría neutra en relación al sexo y, por ello, capaz de aglutinar lingüísticamente a hombres y mujeres. El uso del léxico también está sometido a la vigilancia de los defensores de la corrección política y la sanción por no adecuarse a las pautas marcadas no es de tipo lingüístico sino de tipo social, traduciéndose en ser tachado de intolerante, sexista o discriminatorio.

          Aunque el lenguaje políticamente correcto suele considerarse como fenómeno reciente, fruto del relativismo propio de la posmodernidad, en realidad no es nada nuevo. Ya en el Siglo de Oro, el espadachín y literato Francisco de Quevedo decía que "por hipocresía llaman al negro, moreno; trato, a la usura; a la putería, casa; al barbero, sastre de barbas; y al mozo de mulas, gentilhombre del camino".



Paisaje con casa, atribuido a Nicanor Piñole aunque probablemente falso, óleo sobre cartón, 22x32 cm.