miércoles, 31 de julio de 2013

Sobre el Aventurero Vivar y la oreja de Jenkins...

            ─Decidme, señor Vivar… ¿creéis que tenemos alguna posibilidad? A tenor de las noticias que me llegan de La Habana, el inglés Vernon se dirige hacia esta ciudad con un número de tropas tal que resulta difícil concebirlas. Más de cien navíos. Más de veinte millares de hombres armados. Y para oponer a tal fuerza solo cuento con seis bajeles menguados de almas, unos pocos castillos ruinosos y un virrey que no confía en mí. ¿Qué opináis?

            ─Mi señor general… poco o nada entiendo yo de estrategias, de batallas, de tropas y de números. Sin embargo, lo que creo es que el inglés no tomará esta plaza mientras queden en ella hombres resueltos que la defiendan como es debido. Aunque, en estos tiempos de duda y calamidad, encontrar hombres de tal carácter es buscar pan de trastrigo.

("El Aventurero Vivar", David López, 2013)



Ataque británico en Cartagena de Indias en 1741.
Óleo sobre lienzo, 50x70 cm, por Luis Fernández Gordillo en 1937.
Copia de una litografía de los Episodios marítimos, publicada en Madrid en 1849.
Museo Naval de Madrid.  Núm. de catálogo: 4144.


El 15 de marzo de 1741 se presentó ante Cartagena de Indias una flota británica de 36 navíos y 100 mercaderes, al mando del almirante Edward Vernon, que transportaba el ejército del general Wentworth, con intención de apoderarse de la plaza. La defensa estaba a cargo de Sebastián de Eslava y en la bahía se encontraba una escuadra de navíos al mando de Blas de Lezo, comandante general del apostadero de Marina. Habiendo forzado el paso de Boca Chica defendido por los navíos de Lezo —hecho que reproduce el óleo—, los ingleses atacaron la ciudad por tierra y mar, siendo rechazados con pérdida considerable. Las mismas fuerzas británicas tuvieron idéntico resultado en su intento de apoderarse de Santiago de Cuba (20 de noviembre de 1741).

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